SOY UN CIELO helado de viscera y nata tormenta escarlata sangre en el tejado, y tripas de cualquiera junto a la cartera de un guardia jurado. Y Maitextu mía que murió aquel día y resucitó y Don Nadie Pérez pisando un alférez bajo un camión, buscando un pedazo de vida y un brazo que se le perdió.
Y todo el mundo sigue hablando, compitiendo, adulterando, desmintiendo, puteando, y todo el mundo alucinando, confundiendo, sospechando, malviviendo, conspirando, y todo el mundo sigue andando, padeciendo, despertando, repitiendo, imaginando. Y todo el mundo blasfemando, maldiciendo, apostando a cara o cruz, improvisando, ¿Pero hasta cuando?